Trent Bell es un conocido fotógrafo en el mundo de la arquitectura pero en 2013 quiso hacer un proyecto nuevo que nada tenía que ver con sus anteriores trabajos.
Todo empezó porque un amigo suyo, padre de cuatro hijos y marido, fue sentenciado a 36 años de cárcel. Cometió algunos errores y perdió su libertad. Cuando su hijo le miraba y le sonreía, Bell no podía evitar pensar en su amigo.
Por eso decidió ir a la prisión de Maine y fotografiar a algunos presos con la carta que se escribían a ellos mismos cuando eran jóvenes para no cometer los errores que ellos cometieron, para darles consejos de cómo se debe ser y para dejarles claro que lo más importante es ser uno mismo.
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