domingo, 24 de enero de 2010

No Kicking Penguins



Como un dibujo creado por un niño autista, se convirtió en política oficial en la Antártida.

Cierto día de octubre del 2009 Colby Chipman, un niño de 7 años y autista, observó como su madre pateó un pingüino para abrirse paso por un corredor de su casa. Colby inmediatamente corrió a su escritorio y creó un dibujo en el cual quería mostrar que estaba prohibido patear a los pingüinos. Posteriormente su tía escaneo la imagen y le regalo una camiseta. Unos días después su tío que estaba de visita vio la camiseta, indagó por su origen y al conocer su historia, la subió a Reddit.

Días después alguién que traba en un centro de investigación británica en la Antártida llamó la familia de Colby, y les explicó que, a menos de un día de la publicado la imagen en Reddit, proclamaron que ahora es una política oficial en la Antártida no patear a los pingüinos ...

Visto en menéame, +info y sitio web.


domingo, 17 de enero de 2010

El puerto



El contenedor se balanceaba mientras la grúa lo transportaba hacia el barco. Como si estuviera flotando en el aire, el spreader, el mecanismo que engancha el contenedor a la grúa, no lograba controlar el movimiento. Las puertas mal cerradas se abrieron de golpe y empezaron a llover decenas de cuerpos. Parecían maniquíes. Pero en el suelo las cabezas se partían como si fueran cráneos de verdad. Y eran cráneos. Del contenedor salían hombres y mujeres. También algunos niños. Muertos. Congelados, muy juntos, uno sobre otro. En fila, apretujados como sardinas en lata. Eran los chinos que no mueren nunca. Los eternos que se pasan los documentos uno a otro. Ahí es donde habían acabado. Los cuerpos que las imaginaciones más calenturientas suponían cocinados en los restaurantes, enterrados en los huertos de los alrededores de las fábricas, arrojados por la boca del Vesubio. Estaban allí. Caían del contenedor a decenas, con el nombre escrito en una tarjeta atada a un cordón colgado del cuello. Todos habían ahorrado para que los enterraran en su ciudad natal, en China. Dejaban que les retuviesen un porcentaje del sueldo, y a cambio, tenían garantizado un viaje de regreso una vez muertos. Un espacio en un contenedor y un agujero en un pedazo de tierra china. Cuando el hombre que manejaba la grúa del puerto me lo contó, se tapó la cara con las manos y siguió mirándome a través del espacio que había dejado entre sus dedos. Como si aquella máscara de manos le infundiera valor para hablar. Había visto caer cuerpos y n siquiera había tenido que dar la voz de alarma, que avisar a nadie. Simplemente había depositado el contenedor en el suelo, y decenas de personas surgidas de la nada los habían metido todos dentro y habían retirado los restos con un aspirador. Así era como funcionaban las cosas. Todavía no acababa de creérselo, esperaba que fuese una alucinación debido al exceso de horas extraordinarias. Juntó los dedos para taparse la cara por completo y prosiguió su relato gimoteando, pero ya no entendí lo que decía.

Extraído de Gomorra, de Roberto Saviano

domingo, 3 de enero de 2010




En la vida encontrarás a muchos imbéciles. Si te hieren, piensa que es su estupidez la que les empuja a hacerte daño. Así evitarás responder a su maldad. Porque no hay nada peor en el mundo que el rencor y la venganza... Mantén siempre tu dignidad, tu integridad y la fidelidad a tí misma.


La abuela a Marjane, en el cómic Persépolis de Marjane Satrapi.