domingo, 31 de mayo de 2009

El Ferrocarril Subterráneo



El ferrocarril subterráneo (en inglés, Underground Railroad) fue una red clandestina organizada en el siglo XIX en Estados Unidos para ayudar a los esclavos afroamericanos que se escapaban de las plantaciones (llamados cimarrones).

Esta red estaba formada tanto por afroamericanos que habían sido esclavos como por activistas blancos simpatizantes del movimiento abolicionista.

El nombre de Ferrocarril Subterráneo viene por el hecho de que sus miembros utilizaban términos ferroviarios de modo metafórico para referirse a sus actividades.

Por ejemplo, los conductores o maquinistas eran quienes ayudaban a los negros fugitivos en los propios estados esclavistas de Sur. Les proporcionaban disfraces, mapas, instrucciones sobre sitios para hospedarse y en ocasiones los acompañaban guiándoles durante el trayecto.

Eran por lo tanto activistas muy audaces, pues en aquella época el ayudar a esclavos fugitivos estaba castigado incluso con la muerte.

Otros activistas establecían estaciones del ferrocarril, es decir, lugares (normalmente casas particulares) a donde los fugitivos llegaban y podían esconderse, comer, descansar, recibir asistencia médica, e información sobre la siguiente etapa del viaje. Por ejemplo el matrimonio de cuaqueros formado por Levi y Catherine Coffin, que vivían en Newport, Indiana, fueron jefes de estación por más de veinte años y en este tiempo pasaron por su casa (la estación) unos 2.000 esclavos fugitivos.

Los esclavos fugitivos eran los pasajeros. Las rutas de escape se llamaban carriles. La jefatura era la Estación Central, y los estados del norte eran el destino.

Los miembros de Ferrocarril Subterráneo operaban en la clandestinidad y normalmente solo se conocían entre sí por sus seudónimos, para no comprometer su seguridad. También hacían jurar a los pasajeros que guardarían el secreto.

El Ferrocarril Subterráneo buscaba a sus colaboradores dentro del movimiento abolicionista, del que era parte, y así iba extendiendo sus actividades siempre al margen de la ley.

Quizá el personaje más famoso y popular en la historia del Ferrocarril Subterráneo fue Harriet Tubman, a quien llamaban la Moisés de los esclavos, y que fue una conductora que había nacido esclava en Maryland y que se escapó en 1848. Una vez llegada al Norte y alcanzada su libertad se incorporó al Ferrocarril Subterráneo y en los años siguientes regresó hasta 19 veces al Sur para ayudar a escapar a cientos de esclavos. Los esclavistas llegaron a ofrecer una recompensa por capturarla viva o muerta, pero ella siguió con su labor.

El Ferrocarril Subterráneo funcionó hasta que tras la Guerra de Secesión (1861–1865) se abolió definitivamente la esclavitud. Las personas que habían colaborado con el Ferrocarril Subterráneo jugaron un importante papel en la guerra por la instrucción recibida y el conocimiento del terreno.

A lo largo de su existencia, el Ferrocarril Subterráneo consiguió liberar a miles de esclavos y también influyó en la opinión publica para ganar partidarios a la causa abolicionista.

imagen y texto:Artículo sobre el "Ferrocarril subterráneo" en wikipedia

sábado, 23 de mayo de 2009

El Atlas de los Nombres Verdaderos

El Atlas de los Nombres Verdaderos nos ofrecen un paseo po el origen etimológico de términos familiares en los mapas actuales del mundo y de Europa.
Visto en Meneame y fogonazos

martes, 12 de mayo de 2009

Chciałbym Umrzeć Z Miłości



Canción: Chciałbym Umrzeć Z Miłości, de Myslovitz

lunes, 11 de mayo de 2009

Bética


Baetica, a flumine mediam secante cognominata, cunctas provinciarum diviti cultu et quodam fertili ac peculiari nitore praecedit. iuridici conventus ei IIII, Gaditanus, Cordubensis, Astigitanus, Hispalensis. oppida omnia numero CLXXV, in iis coloniae VIIII, municipia c. R. X, Latio antiquitus donata XXVII, libertate VI, foedere III, stipendiaria CXX. ex his digna memoratu aut Latio sermone dictu facilia, a flumine Ana litore oceani oppidum Ossonoba, Aestuaria cognominatum, inter confluentes Luxiam et Urium, Hareni montes, Baetis fluvius, litus Curense inflexo sinu, cuius ex adverso Gadis inter insulas dicenda, promunturium Iunonis, portus Baesippo, oppidum Baelo, Mellaria, fretum ex Atlantico mari, Carteia, Tartesos a Graecis dicta, mons Calpe.


La Bética
, así llamada por el río que la corta por medio, aventaja al resto de las provincias merced a sus ricos cultivos y a una especie de peculiar y espléndida fertilidad. Tiene cuatro conventos jurídicos, el de Gades, el de Córdoba, el de Ástigis y el de Hispalis. Las poblaciones suman todas ciento setenta y cinco, de las que nueve son colonias, diez municipios de ciudadanos Romanos, veintisiete de derecho latino antiguo, seis libres, tres federadas, y ciento veinte tributarias. Entre los lugares partiendo del río Guadiana y en la costa del Océano, se encuentran la población de Ónoba, apellidada Estuaria, en la confluencia del Luxia y del Urio; los montes Harenos, el río Betis, la costa Curense, con el recodo de su bahía enfrente de la cual está Gades- de la que se hablará entre las islas-; el cabo de Juno, el puerto de Besipo, la población de Belo, Melaria, el estrecho del Atlántico, Carteya, llamada Tartesos por los griegos, y el monte Calpe.

A continuación, en la costa del Mediterráneo, la población de Barbésula y su río, también llamada Sálduba; la población de Suel, Málaga -con su río-, que es una de las federadas. A continuación Ménuba con su río, Sexi, apellidada Firmum Iulium, Sel, Ábdara y Murgi, que es el final de la Bética.

Toda esta costa en su conjunto pensó Marco Agripa que era de origen cartaginés. Pero la de frente al Océano Atlántico, del Guadiana para allá, es de los bástulos y de los túrdulos. Marco Varrón cuenta que allí llegaron íberos y persas, así como celtas y púnicos, pues fue el “juego” (lusus) del padre Líber (Baco) o el “delirio” (Lyssam) de los que danzaban con él, el que dio su nombre a la Lusitania, y a Pan el gobierno de toda ella. En cuanto a las cosas que se cuentan de Hércules, y de Pirene o de Saturno, yo las considero sencillamente fabulosas.

El Betis, que no nace en la población de Mentesa de la provincia Tarraconense, como han dicho algunos, sino en la sierra de Tugia (junto a donde el río Táder riega el territorio cartaginés), esquiva luego en Ilurco el monumento funerario de Escipión y, volviendo su curso hacia poniente, se dirige al Océano Atlántico, adoptando como hija suya a la provincia, pequeño al principio, pero enriquecido por muchos afluentes a los que roba fama y aguas. Penetrando en la Bética por Osigetania, su suave y amable cauce está habitado a derecha e izquierda por numerosas poblaciones.

Las poblaciones más célebres del interior, entre el río y la costa del Océano, son Ségida que se apellida Augurina, Ulia o Fidencia, Urgao o Alba, Ébura o Ceriale, Iliberri o Liberini, Ilípula o Laus, Artigi o Julienses, Vesci o Favencia, Síngili, Ategua, Arialduno, Agla Minor, Bebro, Castra Vinaria, Cisimbro, Hippo Nova, Ilurco, Osca, Oscua, Sucelo, Unditano, Tucci Vetus, todas ellas en la parte de la Bastetania que mira al mar.

En el convento jurídico de Córdoba, al lado mismo del río, está Osigi que se apellida Latonio; Iliturgi o Forum Iulium, Ipra, Isturgi o Triunfales, Sucia y, a diecisiete mil pasos tierra adentro, Obulco, que se llama Pontificense: seguidamente Ripa, Epora -una de las federadas-, Sacili Martialium, Ónuba y, a la orilla derecha, Córdoba, la colonia que se apellida Patricia. Desde allí, donde empieza a ser navegable el Betis, se hallan las poblaciones de Cárbula, Detuma, y el río Genil que desemboca en el Betis por el mismo lado.

Son poblaciones del convento jurídico de Híspalis, Celti, Axati, Arva, Canama, Neva, Ilipa, que se apellida Ilipa, Itálica. Y, por la izquierda, la colonia de Híspal, que se apellida Romulense. En la orilla de enfrente Osset, apellidada Julia Constancia, Vergento o Iuli Genius, Oripo, Caura, Siaro y el río Ménuba, que vierte también él al Betis por laorilla derecha. Entre los estuarios del Betis, la población de Nabrisa, apellidada Veneria, y Colobana, y las colonias de Hasta, que se llama Regia, y tierra adentro, Asido o Cesarina.
El río Genil, que desemboca en el Betis en el lugar que se ha dicho, baña la colonia Astigitana, que se apellida Augusta Firma, y es navegable desde allí. Las restantes colonias exentas de tributo de este convento jurídico son Tucci que se apellida Augusta Gemela, Ituci o Virtus Iulia, Ucubi o Claritas Iulia, Urso o Genetiva Urbanorum . Entre ellas estuvo Munda, que fue capturada junto con el hijo de Pompeyo. Poblaciones libres son Astigi Vetus y Ostipo; tributarias , Callet, Calícula, Castra Gemina, Ilipula Minor, Marruca, Sacrana, Obúlcula, Oningis, Sabora, Ventipo. No lejos del río Ménuba, navegable también, se hallan las de Olontigi, Lelia y Lástigi.

La región que se extiende desde el Betis hasta el río Guadiana, fuera de las tierras mencionadas, se llama Beturia y se divide en dos partes y otros tantos pueblos: los célticos, que lindan con Lusitania y son del convento Hispalense, y los túrdulos, que habitan en los confines de la Lusitania y de la Tarraconense y acuden a Córdoba para las cuestiones legales. Que los célticos han llegado de Lusitania y provienen de los celtíberos, es manifiesto por los cultos religiosos, la lengua y los nombres de las poblaciones que se distinguen dentro de la Bética por sus apelaciones. A Seria se le llama también Fama Iulia; a Nertóbriga, Concordia Iulia; a Ségida, Restituta Iulia; Contributa Iulia a Ugultunia (con la que ahora está asociada también Cúriga); a Lacimurga, Constantia Iulia; a Estereses, Fortunales, y a Calenses, Eneánicos. Además de éstas, en la Céltica están Acinipo, Arunda, Arunci, Turóbriga, Lástigi, Salpesa, Sepone, Seripo. La otra Beturia, que hemos dicho que es la de los túrdulos y del convento Cordobés, tiene poblaciones que no dejan de ser notables: Arsa, Melaria, Miróbriga, Regina, Sosintigi, Sísapo.

Del convento Gaditano son, de ciudadanos romanos, Regina; de derecho latino Lepia Regia, Carisa de sobrenombre Aurelia, Urgia, apellidada Castrum Iulium y también Caesaris Salutariensis. Poblaciones tributarias son Besaro, Belipo, Barbésula, Blacipo, Besipo, Callet, Capa junto con Oleastro, Iptuci, Ibrona, Lascuta, Saguncia, Saudo, Usepo.

La longitud total de la provincia, según el testimonio de Marco Agripa, es de cuatrocientos setenta y cinco mil pasos y la anchura doscientos cincuenta y ocho mil, pero eso era cuando sus límites se extendían hasta Cartagena. Esta causa da lugar bastante frecuentemente a grandes errores en la estimación de las dimensiones: en unos casos por cambio de los límites de las provincias, en otros porque se alarga o reduce el número de pasos de los caminos. En un tiempo tan dilatado los mares han penetrado en la tierra, en otro lugar se han adelantado las costas, o se ha torcido el curso de los ríos, o se han enderezado sus meandros. Además observadores distintos parten de diferentes puntos para las medidas, y las siguen por distintas vías. Así ocurre que no hay dos que coincidan.

La longitud actual de la Bética, desde la localidad de Cástulo hasta Gades, es de doscientos cincuenta mil pasos y desde Murgi, en la costa, veinticinco mil más. La anchura, de Carteya al Guadiana, por la costa doscientos treinta y cuatro mil pasos. ¿Quién creería que Agripa, varón tan celoso y que tanto se esmeró en este trabajo, cuando fue a exponer la imagen del mundo a los ojos de Roma se equivicó, y con él el divino Augusto? Porque éste fue el que llevó a término el pórtico que empezó a levantar la hermana de Agripa, en el que se albergaba ese plano del orbe, elaborado según el proyecto y los escritos de Marco Agripa.

Texto: Historia Natural de Plinio el Viejo
Imagen: Mapa de la Bética Romana, actual Andalucía, tomada de obvlco.org

domingo, 3 de mayo de 2009