viernes, 24 de septiembre de 2010

Saltando por los charcos

Brosandi (sonriendo)
Hendumst í hringi (girando sobre sí)
Höldumst í hendur (cogiendo manos)
Allur heimurinn óskýr (el mundo entero está borroso)
Nema þú stendur (pero tu aguantas)

Rennblautur (empapado)
Allur rennvotur (completamente mojado)
Engin gúmmístígvél (sin botas de goma)
Hlaupandi inn í okkur (dentro de nosotros)
Vill springa út úr skel (quiere nacer rompiendo un cascarón)

Vindurinn (viento)
Og útilykt af hárinu þínu (y el olor del aire fresco en tu pelo)
Eg lamdi eins fast og ég get (golpeo tan deprisa como puedo)
Með nefinu mínu (con mi nariz)

Hoppípolla (saltando por los charcos)
I engum stígvélum
Allur rennvotur (rennblautur) (completamente mojado (empapado))
I engum stígvélum

Og ég fæ blóðnasir (y me sangra la nariz)
En ég stend alltaf upp (pero siempre me levanto)
(Hopelandic)

Og ég fæ blóðnasir (y me sangra la nariz)
Og ég stend alltaf upp (pero siempre me levanto)

Hoppipola, de Sigur rós

domingo, 19 de septiembre de 2010

Putos cojos



Con esta ruda expresión expliqué, en mi intervención en defensa de la Ley de la Memoria Histórica, el pasado mes de diciembre, en el Congreso de los Diputados, cuál era nuestra posición ante ella: durante años había existido una diferenciación ofensiva entre los caballeros mutilados del bando vencedor y los putos cojos de los vencidos.

Con mi expresión quería rebatir al entonces portavoz del PP, Zaplana, que llenó su discurso de lindezas sentimentales y hasta sacó a Azaña y a Indalecio Prieto de su terrible exilio para presentarlos como figuras que intentaron resolver el problema de las dos Españas. Ante tanto cinismo hacía falta mucha capacidad de contención, cuando uno ha leído el texto del franciscano confesor de la prisión de Zaragoza, o el magnífico libro de Jesús Aguirre en el que, pueblo por pueblo, saca a la luz los fusilados y tirados al borde de las cunetas. En la “incruenta” Rioja.

La ley, que salió con una amplia mayoría, sólo servía, hasta hoy, como un refrendo de que se podía seguir adelante en las excavaciones, pero poco más. Garzón, ese juez siempre enfrascado en temas delicados, ha puesto la guinda sobre esa ley y ahora las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica podrán reclamar los ficheros y archivos encerrados bajo demasiadas llaves. 90.000 fusilados merecen justicia, reclaman justicia. Y no más putos cojos en ningún bando.

Artículo de José Antonio Labordeta, fallecido hoy, 19 de Septiembre en Zaragoza , e ilustración de Manel Fontdevilla en el diario Público.