1 de Mayo de 2007. El beso prohibido, el gesto obsceno, la mayor tropelía y desmán que un jefe de estado puede hacer al Islam… demostrar cariño a su anciana profesora… ¡y en público! Cuando la dignidad y un sentido común cargado de afecto se cruzan con la sacralizada Sharia surgen fotografías y polémicas tan ridículas como esta. El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, el mayor defensor de las rancias leyes islámicas, desbocando su apasionado afecto hacia la tercera edad y en la televisión estatal. Los clérigos, todavía más integristas que el propio presidente, denunciaron la indecencia. Nunca, en 28 años de historia, un alto cargo postrevolucionario había llevado el peor acto de pornografía de Estado al público iraní: tocar a una mujer fuera del ámbito privado. ¡¡Y eso que llevaba guantes!! Está claro que todos los presidentes tienen su momento Lewinsky.
miércoles, 31 de agosto de 2011
La obscenidad y el cariño
1 de Mayo de 2007. El beso prohibido, el gesto obsceno, la mayor tropelía y desmán que un jefe de estado puede hacer al Islam… demostrar cariño a su anciana profesora… ¡y en público! Cuando la dignidad y un sentido común cargado de afecto se cruzan con la sacralizada Sharia surgen fotografías y polémicas tan ridículas como esta. El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, el mayor defensor de las rancias leyes islámicas, desbocando su apasionado afecto hacia la tercera edad y en la televisión estatal. Los clérigos, todavía más integristas que el propio presidente, denunciaron la indecencia. Nunca, en 28 años de historia, un alto cargo postrevolucionario había llevado el peor acto de pornografía de Estado al público iraní: tocar a una mujer fuera del ámbito privado. ¡¡Y eso que llevaba guantes!! Está claro que todos los presidentes tienen su momento Lewinsky.
jueves, 18 de agosto de 2011
Aquellos ojos míos de mil novecientos diez
no vieron enterrar a los muertos,
ni la feria de ceniza del que llora por la madrugada,
ni el corazón que tiembla arrinconado como un caballito de mar.
Aquellos ojos míos de mil novecientos diez
vieron la blanca pared donde orinaban las niñas,
el hocico del toro, la seta venenosa
y una luna incomprensible que iluminaba por los rincones
los pedazos de limón seco bajo el negro duro de las botellas.
Aquellos ojos míos en el cuello de la jaca,
en el seno traspasado de Santa Rosa dormida,
en los tejados del amor, con gemidos y frescas manos,
en un jardín donde los gatos se comían a las ranas.
Desván donde el polvo viejo congrega estatuas y musgos,
cajas que guardan silencio de cangrejos devorados
en el sitio donde el sueño tropezaba con su realidad.
Allí mis pequeños ojos.
No preguntarme nada. He visto que las cosas
cuando buscan su curso encuentran su vacío.
Hay un dolor de huecos por el aire sin gente
y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!
New York, agosto 1929.
Poema y dibujo de Federico García Lorca, en el 75 aniversario de su asesinato a manos del fascismo español tras el golpe del 18 de Julio de 1936.