Emborrachar un bizcocho es sencillo. Sólo tienes que invitarle a salir de copas. El problema es que los bizcochos beben como esponjas y te puede salir carísimo. Además, ¿quién tiene entrañas para comerse luego a un compañero de copas? Como no están los tiempos para dispendios económicos ni éticos innecesarios os propongo este plan alternativo que soluciona el problema con una copa de vino, sobaos y chocolate. Un postre sencillo de hacer, riquísimo con su toquecillo sureño de Pedro Ximénez y que os evitará andar trasnochando con bizcochos crápulas. Que luego os sacan en el Hola y cogéis mala prensa.
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Ingredientes: 8 onzas (porciones en las que viene dividida la tableta) de chocolate Valor (cobertura negra de chocolate especial fundir, dice exactamente el envoltorio), leche condensada, 2 sobaos pasiegos (cuatro si son de los pequeños), 1 copa de Pedro Ximénez.
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Preparación: en un bol desmigajamos los sobaos y los remojamos con un poco de vino Pedro Ximénez (u otro vino dulce rico que tengas por ahí). Por otro lado, en un cazo ponemos tres cucharadas de leche condensada y ocho porciones de chocolate Valor (o del que tengamos a mano). Lo colocamos en el fuego suave y removemos hasta que se nos deshaga. Si vemos que está muy espeso se le puede añadir un poquito de agua. Una vez desleído lo echamos en el bol sobre los sobaos y removemos bien, mezclándolo todo. Yo lo he puesto en un aro de emplatar y lo he metido a enfriar en la nevera, para luego desmoldarlo y servirlo con unas gotas de Pedro Ximénez por encima. También puede ponerse en un recipiente de cristal chulo, que servirá tanto para enfriarlo en la nevera, como para presentarlo después.
Receta tomada de cocina para impostores, blog de Falsarius Chef, que como él dice: "Para comer bien no hace falta mucho tiempo, ni productos caros, ni saber cocinar. Ni siquiera nitrógeno líquido, aunque pueda parecer mentira. Y no sólo se puede comer bien sino que, además, se puede quedar como un príncipe ante las visitas, recurriendo a algo tan sencillo como la impostura. Engañar, eso es lo que aquí pretendemos. Engañar a la vista, al olfato, al gusto y hasta al bolsillo. Pura farsa, aunque esta vez por la noble causa de la gastronomía y el cuidado de nuestro ego".